En los sistemas de refrigeración, los condensadores son necesarios para una gran variedad de refrigerantes. Estos refrigerantes incluyen, entre otros, amoníaco (NH3), freones como R12, R22, R134a e hidrocarburos saturados como propano, isobutano, etc. Además, existen hidrocarburos insaturados como el etileno y el propileno, así como refrigerantes azeotrópicos como el R502 y refrigerantes no azeotrópicos como el R407c y el R410. Estos refrigerantes deben enfriarse y licuarse a través de un condensador durante el ciclo de refrigeración para poder reciclarse en el sistema.
El condensador es fundamental para la función de estos refrigerantes debido a su capacidad para enfriar y convertir los refrigerantes gaseosos de alta temperatura y alta presión en un estado líquido al tiempo que libera calor. Este proceso es una parte fundamental del ciclo de refrigeración, ya que garantiza que el refrigerante pueda absorber y disipar el calor de forma eficaz para mantener el correcto funcionamiento del sistema y el efecto refrigerante.
Es importante tener en cuenta que los distintos refrigerantes tienen propiedades físicas y químicas diferentes, por lo que su compatibilidad con los condensadores y su eficiencia deben tenerse en cuenta a la hora de seleccionarlos y utilizarlos. Al mismo tiempo, con el aumento de la concienciación medioambiental, algunos refrigerantes tradicionales como el R12 y el R22 se están eliminando gradualmente debido a su impacto sobre el medio ambiente, y se están sustituyendo por refrigerantes más respetuosos con el medio ambiente como el R134a y el R410.